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Carta a mi padre

Año 1964... muchos tiempo pasado... fecha que registra un hecho trascendente en mi vida, obtener el título de MAESTRA NORMAL NACIONAL.
Un albúm , y en él palabras y dedicatorias cariñosas de familiares, amigos, profesores, compañeros.
El color sepia de las hojas del mismo, delatan millones de instantes pasados hasta hoy... elijo entre tanto mensaje significativo, el de mi padre, para que lo disfruten y a continuación mi respuesta.

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Querido Papi... tengo la imperiosa necesidad de escribirte ésta carta... te fuiste muy pronto... y yo sin madurar ni vivir no tuve tiempo de revalorizar tu ejemplo, y confiarte muchas cosas.

Decirte que siempre éstas conmigo... desde el momento mismo en que despierto bien temprano, como vos, y me preparo para mis actividades diarias.

Que ya no soy mas ésa chica inquieta y movediza, que te traía tantos problemas por no quedarme quieta antes mis espasmos bronquiales... la que te escribe en este instante es una mujer madura, esposa, madre, abuela... así es ABUELA... tengo una nieta y otro en camino.

Quiero contarte que tengo tres hijos maravillosos, a dos tuviste la alegría de verlos nacer y crecer en sus primeros años, Cecilia y Fernando... luego llegó Marcelo, para que te recordara a cada instante, con su modo, su forma, sus manitos rugosas, y sus silencios increíbles y sabios que te caracterizaban y que hereda.

Los años hicieron lo suyo, y es así que cada uno de ellos hoy son jóvenes exitosos, pero fundamentalmente seres humanos maravillosos... al igual que el resto de tus nietos, once en total.

Y hoy, con ésta adultez avanzada me alimento de la nostalgia que enseña, y me aferro a las vivencias increíbles junto a vos: los almuerzos , en donde con tu camisa y corbata y presidiendo la mesa, compartíamos lo vivido durante el día... ésos domingos en que nos despertábamos las tres hermanas para recibir la golosina traída después de la salida acostumbrada con nuestra madre los sábados a la noche... o aquellas otras previas a la llegada de los Reyes Magos, en donde creo yo y no estar equivocada, disfrutabas mas que nadie, el rito de alimentar la ilusión en nuestras mentes.

La música que te acompañó siempre, el sonido de acordeón, el baile que llenó tu vida y que hizo que tus descendientes la sintiéramos y la vivamos aún hoy transversalmente en toda nuestra existencia.

Pero lo que deseo confiarte, es que recien en éste tiempo, descubro y me maravillo, que el motor que movio tu vida fue el AMOR... a todo y a todos... haber iluminado todos los ambientes con tu ejemplo de bondad, armonía y paz.

Y deseo AGRADECERTE eso... haberlo sentido, en tus caricias diarias, en tus palabras, posibilitarme vivir una infancia y una juventud llena de belleza, enseñándome a enfrentar los retos, a cuidar la vida, a gozarla, a saber que existe la tristeza y superarla, a tomar conciencia que la existencia es única, y por lo tanto es una aventura... a tener sueños, a luchar y encontrarme con ellos.

AGRADECERTE... saber leer en mi mirada, comprendiendo mis alegrías y tistezas... por decirme muchas veces que las cosas también pueden ser como yo las veía, pero que se podían mejorar... por jugar y reirte, ayudándome a estar y sentirme alegre, aún en aquellos momentos que el negativismo quería invadir mi vida.

Confiarte que mi marido, ese hombre especial que conociste, perfeccionista y estudioso, se convirtió en un increible padre, y solo tiene recuerdos gratificantes de tu ejemplo, de tus enseñanzas, y en todo momento, lo expresa a sus hijos.

Contarte de tus otras hijas... Cristina, Anita, Mónica... que estamos bien unidas, que aún en las diferencias nos aceptamos y apostamos al vínculo filial, como pasaporte de vida... que nos acordamos siempre de vos... y que TE NECESITAMOS.

Nunca me lo dijeron, pero tengo la certeza, que ansiamos sentir tu hombro inmenso , mullido y suave donde despositar nuestras fuerzas caídas, y sentirnos verdaderamente protegidas... como jamás lo volvimos a sentir.


Y dejé para el último, a alguien que amaste mucho: Pety... con sus 84 años sigue con el mismo ímpetú con la que la conociste, y que te enamoró.

Guarda un recuerdo imborrable de su vida contigo, de sus experiencias, de tu ejemplo y compañerismo... creo que le diste toda ésa ternura que jamás tuvo, y que nosotros hoy no podemos igualar.

Por eso éstas líneas papi, para sentirme un poquito mas cerca tuyo, para llenarme de ilusión que sigues aquí.

Pedirte que desde el lugar donde te encuentres nos vigiles, acompañes y ayudes para sigamos tu ejemplo de amor, que nunca podremos igualar.

Te amo

Magali

1 comentarios:

Marcelingui dijo...

Tremenda cartita Magalon, creo que transmitiste mucho mas de lo que escribiste, se siente la emoción...

Me gustó toda la carta pero difiero solamente del último pedacito: "...que nunca podremos igualar".

Madre! Tu amor rompe barreras y arma edificios, quizás tu humildad atenúa tu luz, pero el calor se siente igual. Es lo que sentimos tus hijos.

Gracias por la vida y la compañia!

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